La ansiedad es definida como un estado emocional que se origina en respuesta a situaciones estresantes, se trata de una señal natural de alerta que brinda a quien la padece las herramientas necesarias para enfrentarse a una amenaza.
En casos extremos la ansiedad puede provocar graves molestias afectando tanto la parte conductual como la psicológica y la física del individuo, en este punto la única solución es acudir a terapias cognitivas-conductuales y tomar antidepresivos y ansiolíticos recetados por un especialista. Sin embargo, en el día a día también hay momentos en los que el estrés es inevitable y ocasiona sentimientos de ansiedad incluso cuando no sabemos identificar que estamos siendo víctimas de esta emoción o desconocemos los motivos.
Entre los síntomas generales de esta condición se encuentra la excesiva preocupación por posibles adversidades, temblores o tics nerviosos en alguna parte del cuerpo, dificultad de concentración, sudoración, vértigo, mareos e incapacidad de relajarse. Además de una mayor necesidad de consumir dulces o una pérdida total del apetito.
Si la ansiedad es ocasionada por situaciones cotidianas existen diversos trucos que ayudan a controlarla, entre los cuales se puede mencionar:
* Aumentar el consumo de agua, debido a que además de hidratarte también crearás una sensación de llenura en el cuerpo.
* Evitar saltar las tres comidas principales del día.
* Disminuir el consumo de azúcar, ya que se ha determinado que la ingesta de este producto genera mayor necesidad de dulce.
* Tener siempre frutas frescas, cereales y frutos secos a la mano para comer meriendas sanas.
* Tomar infusiones de té a lo largo del día cada vez que sientas que estas perdiendo el control.
* Practicar algún deporte o hacer ejercicio al menos dos veces a la semana.
* Dormir entre siete y ocho horas diarias para consentir que el cuerpo descanse.