En los últimos años se ha instaurado una tendencia fitness o de vida saludable, basta decir, que nos complace, sin embargo, hay muchas personas –mujeres en su mayoría- quienes no se atreven a incorporarse a este estilo de vida por miedo de incrementar significativamente su musculatura corporal y parecer hombres.
Esas dudas consisten en que confunde la tendencia fitness con el culturismo, también conocido como fisicoculturismo: nada más alejado de la realidad. La diferencia entre el fitness y el culturismo es abismal; en realidad, la única relación que guardan es que ambas se practican en un gimnasio.
Primero, el fitness es un estilo de vida sana y natural, en el que se incluyen una rutina de ejercicios diarios que combina ejercicio cardiovascular –correr, hacer algún deporte, bailar- y otro parte, de anaeróbico –levantamiento de pesas o cualquier actividad que amerite el uso de la fuerza-. La alimentación consiste en el consumo de productos no procesados, llevando al mínimo enlatados, frituras y calorías vacías. Ser fitness implica una toma de conciencia: al cuidar tu cuerpo este te lo agradecerá.
En cambio, el fisicoculturismo -una tendencia que data de la década de los 70- tiene como finalidad el incremento desmedido de la masa muscular, conocidos como hipertrofia e hiperplasia. Para alcanzar estos niveles se combina una rutina de 2 o 3 horas de anaeróbico, más el consumo de sustancias como esteroides, suplemento proteínico y hormonas sintéticas.
Otra diferencia entre el fitness y el culturismo, el primero, solo busca generar una vida sana y adecuada, a diferencia del fisicoculturismo, en el cual, sus participantes pueden llegar a la categoría profesional para dedicarse al mundo de las competiciones.
Por último, no tengas miedo de comenzar a entrenar de manera fitness: hacerlo con determinación y conciencia solo aportará beneficios a tu cuerpo y una figura esbelta. Aunque te dediques a realizar solo anaeróbicos, ellos de por sí solos no generan un incremento desmesurado de musculatura.